Trescientas Lunas
Antes de las cien lunas no recuerdo mucho de mi vida, mas se que de todas, éstas debieron ser las más dulces e inocentes que he vivido, en un tiempo donde la pureza y la inocencia marcan el alma del sur humano y le llenan de felicidad. Cien lunas que te ven crecer jugando al escondite, trepando árboles y jugando entre cafetales.
Cien lunas que brillan con luz blanca que alejan de ti la dureza de la vida, la aspereza de la soledad y el dolor de conocer que ya las cosas no son un juego, que la vida puede ser dura y cruel si lo desea.
Otras setenta lunas transcurren, dejas la escuela, llegas al colegio lleno de expectativas y anhelando ser grande para luego -oh! dulce ironía- desear no haber crecido. Sin embargo también aprendes y atesoras gran cantidad de recuerdos, encuentras a quienes probablemente serán tus amigos por toda una vida.
En el transcurso de unas cincuenta lunas avanzas tan rápido que algunos no encuentran guía en las estrellas, otros sin embargo miramos sin saberlo hacia un punto fijo que nos arrastra sin notarlo; es como si de alguna manera nos dejáramos arrastrar por una especie de corriente placentera, de forma que antes de darme cuenta el tiempo vuela, las lunas crecen y decrecen, y sin notarlo una luna nueva se forma.
Tal como la luna nueva es obscura, así definiría este período de mi vida, tan oscuro que hay cosas que aún no comprendo a pesar de ya no estar en él. Todo este periodo ha sido tan confuso e intrincado que sin duda alguna he de dividir mi vida en un antes y después...
Bajo la penumbra de ésta luna, he transformado mi ser sin saber aún cómo, desconozco que tanto queda de quien fui, que tanto he ganado de lo que deseo ser o cuánto he perdido ante lo que no quiero ser. Un tiempo oscuro sin pies ni cabeza, atravesando un valle irregular, sin estrellas de guía, sin brújula que guíe mis pasos, persiguiendo unicornios y saltando al vacío con mi locura es apenas un mero recuento de lo que he pensado, lo que he sentido...
Ahora en los albores de mis trescientas lunas deseo de nuevo retar al destino y alcanzar una estrella y culminar mi anhelo de encontrar una nueva vida.
Trescientas lunas, he vivido y trescientas lunas me han marcado...
-Efraín Valencia